Desde su primera entrega, en el 2005, los creadores de Madagascar nos han ofrecido un humor bastante entretenido e inteligente, apto para chicos y grandes. Las peculiares personalidades de sus protagonistas atrapan al espectador y es inevitable sentirse identificado con alguno de ellos.
A diferencia de otras sagas, sus guionistas se las han arreglado para hacer una igual o hasta más divertida que la otra, manteniendo la calidad, las risas y el éxito en la taquilla.
La vanidad de Alex, el león; la vitalidad y espíritu aventurero de Marty, la cebra; la sensualidad y racionalidad de Gloria, la hipopótamo; el temeroso e hipocondríaco Melman, la jirafa; sumados a una criminal pandilla de pingüinos, algunos alocados monos y disparatados lemures, hacen de cada aventura en la pantalla una historia deliciosa para disfrutar, reír a carcajadas y, de paso, reflexionar.
En esta última aventura, Alex, Marty, Gloria y Melman, se encuentran con los animales de un circo destinado al fracaso y les enseñan a volver a creer en sus capacidades, así sortean un sin número de vicisitudes y escapan de la crueldad de una desequilibrada policía de control de animales para volver al zoológico de Nueva York. Allí descubren lo inesperado, ansían su libertad. Finalmente la encuentran…con sus nuevos amigos del circo. Sumamente recomendable.