martes, 19 de junio de 2012

Ópera

Soprano Elisabete Matos, Turandot.
Turandot, el triunfo del amor


Cuando leí en el diario que presentarían Turandot, en vivo, en Lima, tuve que releer varias veces la noticia para darle crédito a lo que veía. Aunque nuestra ciudad se ha convertido en un escenario habitual para la ópera, esta obra, una de las más importantes y hermosas, es tan ambiciosa como exigente, por ello su puesta en escena es un regalo para el público limeño.

Tal acontecimiento debe agradecerse a la Universidad San Martín de Porres y la Asociación Romanza, que presentan esta inmortal creación de Giacomo Puccini en el marco del 50º aniversario de fundación de dicha casa de estudios.

Los roles principales fueron interpretados por la soprano portuguesa Elisabete Matos como la cruel princesa Turandot, el tenor ruso Sergey Nayda como el príncipe Calaf, la soprano japonesa Miki Mori como la dulce y sacrificada Liu y, el barítono Rubén Amoretti como el rey Timur, padre de Calaf.

El argumento es el siguiente: la ciudad de Pekín está triste porque un decreto real obliga a los pretendientes de la princesa Turandot a pasar una severa prueba para conseguir su mano o morir decapitados. Calaf, un príncipe extranjero se enamora perdidamente y acepta resolver los acertijos, su habilidad le permite salir airoso pero, ante el rechazo de Turandot, este le propone un último enigma, ella debe adivinar el nombre del príncipe, así se librará del matrimonio y tomará su vida como recompensa.

Tenor Sergey Nayda en el papel de Calaf.
La malvada soberana obliga a Liu, la sirvienta enamorada secretamente del príncipe, a confesar el nombre, pero ella se quita la vida antes de traicionar a su señor, este hecho remueve la conciencia y los sentimientos de Turandot. Calaf le confiesa su nombre, ya sin ninguna esperanza de ser correspondido, sin saber que su pasión ha derretido el hielo en el corazón de la princesa. Finalmente Turandot promulga el verdadero nombre del príncipe, ella lo llama amor.

La puesta en escena que acabamos de apreciar en Lima es meritoria, el escenario, la música de la Orquesta Sinfónica Nacional, las voces del Coro Nacional y las coreografías del Ballet Nacional consolidaron la impecable calidad de la presentación.

Ballet Nacional
Los intérpretes estuvieron a la altura, el desempeño de las sopranos fue excepcional, lo agradecimos con interminables aplausos; Elisabete Matos se lució con la fría Turandot pero fue Miki Mori quien se robó al público como una dulce y valiente Liu.

Puccini falleció antes de culminar esta magistral ópera, la última de su vasta obra, pero le imprimió lo necesario para cerrar sus creaciones, las que aún estremecen al público; él como nadie describe la dicha, la locura y la tragedia del amor.

En Turandot, Puccini nos dice que no importa cuanto hagamos para escapar, porque al final, hasta el corazón más frío termina cediendo, rendido ante el amor.

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