Ana Bolena
Anna Netrebko como Ana Bolena. |
Es muy agradable contar una historia, pero es mucho más maravilloso cantarla. En el año 1830, el compositor italiano Gaetano Donizetti estrenó por primera vez Ana Bolena, ópera en dos actos que narra la desdichada vida de la segunda esposa de Enrique VIII Rey de Inglaterra. El año pasado el Metropolitan Opera House de Nueva York (MET) abrió su temporada 2011-2012 con este drama operístico, teniendo entre sus principales voces a la soprano rusa Anna Netrebko en el papel de Ana Bolena, el barítono Ildar Abdrazakov como Enrique VIII, la mezzosoprano Ekaterina Gubanova interpretó a Jane Seymour y el tenor Stephen Costello como Lord Percy.
En la obra, Donizetti nos sitúa en el último capítulo de la vida de la reina: repudiada por su esposo Enrique VIII por una supuesta infidelidad, traicionada por su leal dama Seymour, quien se convierte en la amante del rey; presa de confusos sentimientos hacia Percy, su primer amor y condenada a muerte. Ana Bolena ha sido motivo de importantes referentes literarios, cinematográficos y teatrales, pero, es con el género de la ópera, con el que el espectador puede revivir el verdadero infortunio de los protagonistas de este interesante episodio de la monarquía inglesa.
Ildar Abdrazakov como Enrique VIII. |
La interpretación de Anna Netrebko estuvo soberbia, potente, nos reveló una soberana que linda entre la dureza de su orgullo y la flaqueza de sus sentimientos; quien, a pesar de abandonar por momentos la cordura, se mantuvo firme y prefirió perder la vida para conservar el honor. El tenor Stephen Costello, en el papel de Lord Percy fue también sorprendente, su voz y desenvolvimiento mantienen el tono dramático y desesperado de sus sentimientos burlados. Ambos fueron los más aplaudidos por el público.
La dirección del maestro Marco Armiliato a la cabeza de la orquesta del MET, fue estupenda, la partitura musical se sintió con mucha fuerza y soltura, la escenografía y el vestuario estuvieron espectaculares, con aires de sobriedad y misterio, completando el sentido trágico de la historia. Sin duda, una obra que apasiona por el ímpetu de sus interpretaciones, el ritmo se su drama y su implícita riqueza histórica.
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