Un amor traicionado por el engaño y el rencor de un hombre renegado que, buscando venganza, desata el odio de una mujer que acaba con la vida de su amado y encuentra la redención en el fuego, junto a él.
Amor, traición, venganza, engaño, ambición, odio…todos los sentimientos están presentes en esta ópera con la que concluye la tetralogía del Anillo de los Nibelungos, cuatro óperas compuestas por el inmortal Richard Wagner entre 1848 y 1872. Dos siglos después el MET vuelve a presentarnos el ciclo completo: El oro del Rin, La Valkiria, Sigfriedo y Gotterdammerung (El ocaso de los dioses)
El sábado 11 de febrero, se realizó la transmisión en directo desde Nueva York del Ocaso de los Dioses, en la sala 6 del UVK Larcomar, el auditorio casi lleno sintió en la piel el drama de Brunilda y Sigfrido, protagonistas de la ópera, quienes en casi seis horas de duración fortalecieron y le pusieron fin a su inmortal historia de amor. El reparto principal Jay Hunter Morris (tenor) y Deborah Voigt (soprano) interpretaron con mucha pasión sus roles. Sigfrido el valiente e inocente héroe, víctima del cruel destino que, años atrás dioses y nibelungos escribieron para él, calzó perfecto en la voz y fisionomía de Hunter, su actuación fue bastante correcta y se me hizo entrañable.
En cambio Deborah Voigh me pareció muy controlada salvo en las escenas con Waltraute (Waltraud Meier) su hermana valkyria, quien le suplica ayuda para salvar a los dioses y, clamando venganza contra Sigfrido; en ambos momentos su entrega y pasión fueron admirables. Quizá su control se deba a la característica del personaje de Brunilda: la transición de una inmortal diosa valkiria en una mujer que descubre por primera vez el amor y la pasión, no por nada Deborah Voigt es considerada una de las mejores intérpretes wagnerianas.
Brunilda: “El fuego de mi amor arderá para siempre en tu corazón”
La historia va así: luego de que Brunilda se entrega a Sigfrido, ambos hacen un juramento de amor y fidelidad eterno, sellado por el anillo de oro que Sigfrido le entrega. El héroe parte a vivir nuevas aventuras, pero es víctima del odio de Hunter, el heredero de los nibelungos, que busca recuperar el anillo forjado con el oro que su padre Alberich robó a las hijas del Rin.
Hunter persuade a Gunther y a su hermana Gutrune, monarcas guibichungos, de engañar a Sigfrido, le entregan una pócima con la que olvida el juramento hecho a Brunilda y se enamora de Gutrune, lo convencen de buscar a Brunilda y llevarla al palacio para desposarla con Gunther. Allí, Brunilda descubre a los nuevos enamorados Gutrune y Sigfrido, le cuenta a todos que ella era esposa de Sigfrido, este lo niega, ella enloquecida de celos y por la explicita traición, clama venganza y revela a Hunter la debilidad de Sigfrido, para que este acabe con su vida.
El malvado Hunter hace que Sigfrido recupere su memoria dándole a beber una poción, cuando recuerda a Brunilda es herido por la lanza de Hunter que le atraviesa el corazón por la espalda, causándole la muerte. De rodillas junto al cadáver de Sigfrido, Brunilda clama que lo acompañará en la otra vida, recupera el anillo, monta a Grane, su leal corcel y se entrega al fuego que calcina a su amado en la orilla del Rin. Del cuerpo calcinado de Brunilda, las hijas del Rin recuperan el anillo de oro y vuelve la paz.
Casi veinte años le tardó a Wagner componer la tetralogía completa, en casi veinticinco horas, generaciones enteras vuelven a apasionarse con esta historia de amor, Wagner se ganó el título de padre de la ópera dramática y nosotros, quienes lo admiramos, ganamos el placer de revivir una y otra vez la historia de amor cantada más hermosa del mundo.
Meritorios
La dirección de la orquesta del MET a cargo de Fabio Luisi y cada uno de sus músicos, los intérpretes Gunther (Iain Paterson), Gutrune (Wendy Bryn Harmer), Hagen (Hans-Peter König), Waltraute (Waltraud Meier), Alberich (Eric Owens), las Nornas (Maria Radner, Elizabeth Bishop, Heidi Melton y las hijas del Rin (Erin Morley, Jennifer Johnson Cano y Tamara Mumford)
Inolvidables
La escenografía, la puesta en escena y las melodías que acompañan los principales momentos de la ópera.
Escena final de Gotterdammerung, Brunilda y Sigfrido unidos en la eternidad con fuego y amor. |
Próxima recomendada
La Traviata, de Giuseppe Verdi, el sábado 24 de abril 2012, una verdadera joya de la ópera, arias inolvidables, amores prohibidos, no deben perdérsela. Entradas a la venta en la boletería del uvk S/60.00.
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